sábado, 10 de octubre de 2015

LOS GRANDES OLVIDADOS

Los discapacitados son los grandes olvidados en la seguridad vial.

Bartolomé Vargas, Fiscal de Sala Coordinador de Seguridad Vial, aseguró en la presentación de un Convenio para aumentar la seguridad de las personas con enfermedades raras que estas no tienen un "reconocimiento expreso en la seguridad vial, se habla de niños, mujeres, tercera edad... pero a los discapacitados no se les cita", aseguró.
Y justo eso es lo que pretende el Fiscal, dar visibilidad a una parte de la población que suele quedar olvidada, sobre todo en lo que a su seguridad en carretera se refiere.
"Si fuera con el cinturón tengo dos opciones: bien me fracturo, o bien, en caso de accidente, el propio cinturón podría quitarme la vida", comentaba Vanesa Alba, de 37 años, una de las víctimas de enfermedades raras que afectan a tres millones de personas en España. Concretamente, sufre osteogénesis imperfecta en grado II, lo que le impide usar los sistemas tradicionales de seguridad que incluye la ley.
Para llenar este vacío, la Fiscalía está apoyando un estudio para la creación de un convenio que contemple la seguridad de estos discapacitados, algo que ya existe en otros países como Estados Unidos, Canadá o Australia, pero que aún no ha llegado a Europa ni, por extensión, a España.
Si bien la Ley de Seguridad Vial y el Reglamento General de Circulación eximen de sanción administrativa a las personas que, por razones médicas graves o discapacitadas, no puedan hacer uso del cinturón de seguridad, no ofrece realmente una alternativa. "Van en condiciones que me atrevería a calificar de infrahumanas", sostuvo Bartolomé.



Con la investigación que están llevando a cabo, la Fiscalía pretende empujar a las instituciones públicas y a la industria del automóvil para que, lo antes posible, los discapacitados dispongan de una oferta de soluciones en el mercado que hagan más seguros sus traslados en coche al hospital, ya que, hasta el momento, el desarrollo de los sistemas de seguridad quedan limitados a la pericia de los padres, encargados de elaborar unos elementos artesanales que aumenten la sujeción, en la medida de lo posible, de la persona que sufre la enfermedad de los 'huesos de cristal' al sistema y también del sistema al propio vehículo.
Algunas de las soluciones estudiadas parten de las sillas de retención infantil. Con la inclusión de cojines 'órtesis' hechos a medida y la adaptación de la propia sillita al peso de la persona discapacitada (las sillas para niños suelen soportar entre 36 y 40 kg) o a la inclinación que necesite, o los cinturones con airbags, que ya empiezan a incluirse en algunos vehículos.


Otra de las acciones que se contempla es la identificación de los automóviles que transportan a personas con necesidades especiales o con una especial fragilidad mediante el uso de distintivos o de un logotipo.

Fuente: Elmundo.es


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